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CONTRA LA PARED


Pintura, arquitectura, escritura, tres modos de expresión. ¿Si tuvieras que escoger uno de los tres cuál sería y por qué?


Tener que escoger es un dilema inventado. A principios del siglo XX, en un ensayo llamado La Barbarie del Especialismo, Ortega y Gasset decía que los hombres antiguos, por necesidad, tenían que hacer una sola cosa, y que estábamos regresando a esa forma primitiva de vida, ¡Y esto lo dijo hace casi un siglo! En realidad muchos artistas han abrazado dos o más oficiossin tener que decidirse por uno. A mí no me gustaría tener que escoger.


En las últimas décadas muchas expresiones plásticas dan la impresión que la pintura es un ejercicio obsoleto. ¿Cuál es tu sentimiento al respecto?


Se agotan las corrientes, las tendencias: nunca los medios artísticos. Para inventar nuevas corrientes o géneros de arte no es necesario que el género artístico que le antecede haya sido superado, o que a través de ese medio ya no haya nada que decir. El problema que yo veo con estos “Inventores del Arte” es que ponen demasiado empeño en ser originales; tanto, que no lo son en Absoluto: Agarran una canica, un tenedor y un litro de leche, lo ponen sobre una mesa ¡ Y ya está! Luego se inventan un discurso que suene a buena idea para justificar el valor de su “obra”. Estas propuestas son, en verdad; ideas. Lo malo es que la contemplación de la obra, en sí, nunca te lleva a La Idea, la tienes que leer en la cédula de a lado. Eso: el valor de estas obras está fuera de ellas. Yo sigo creyendo en los oficios donde el valor de la obra está en la obra: la pintura, la escultura, la música, la arquitectura…


¿Quién es el arquitecto que más admiras?


Le Corbusier. Me admira como aún después de reflexionar y sustentar su arquitectura con conceptos tan técnicos como “una casa es una máquina para vivir” o “la forma sigue a la función”, a la hora de levantar sus edificios estos tuvieran una carga espiritual tan elevada. En todo arte, la reflexión teórica gobernada por el talento conduce siempre a un resultado extraordinariamente poético.


Por cierto, Le Corbusier no tuvo que elegir: ´él también era pintor. Creo que sus oficios se alimentaban el uno del otro.


¿El pintor?


Pablo Picasso. Siempre me admirará su forma de explorar nuevos caminos, nuevos lenguajes… y luego desarrollarlos hasta agotarlos, para empezar a buscar nuevos caminos. Su energía de búsqueda era inagotable.

¿El escritor?


Julio Cortázar. Su sentido del humor y su inventiva. Su virtud para describir situaciones imposibles que al leerlas nos resultan totalmente verosímiles. Todo se somete a unas reglas expresas para ese relato en particular. Creaba universos que funcionan bajo sus propias reglas es fundamental en la literatura.


Si no fueras arquitecto, pintor, y escritor ¿Qué serías?


Músico. Pero la musa de este arte parece no descansar sobre mis hombros.


Luis, en una entrevista que leí una vez de Jean Dubuffet, él se hacía a sí mismo unas preguntas que le hubiera gustado que le hiciera el entrevistador. Se me hace buena idea.


Que me preguntaran cosas que un poeta en Francia alcanzó a ver en mi trabajo. Me gustaría que me preguntaran cómo mi trabajo está asentado en la tradición surrealista. Sería una pregunta difícil porque tendría que explicar cómo me alejé de ciertos manifiestos de los surrealistas para concentrarme en su estructura, en sus métodos y, sobre todo, en su facultad para inventar “elementos” que se sostienen en un mundo plástico. En mi pintura es muy importante la técnica de aplicación, la carne pictórica, pero también lo que aparece en el cuadro.


En todo caso, responder estas preguntas te ayuda a esbozar el marco teórico en el que se sostiene tu obra

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